Muchos aficionados que recibieron a la selección en Caravaca se molestaron porque la delegación de la selección no subió a la Basílica a ganar el Jubileo, tal como se había anunciado. Buena parte de la gente concentrada en la Plaza del Arco llegó a gritar: «¡Manos arriba, esto es un atraco!» por la fugacidad de la visita. Sólo la insitencia del alcalde sirvió para que Iniesta y Casillas saludasen desde el balcón principal, pero los aficionados se quedaron esperando unas palabras de ánimo por parte del capitán. El padre de Javier puso saludar a Iniesta. «¡Mi trabajo me costó! para que pudiera pasar el control policial y estar cerca de la puerta prinicipal», dijo. Iniesta firmo una camiseta para Javier, a quien deseó que pueda mejorar su calidad de vida con el tratamiento en EE UU
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